Martes 28 de Mayo 2024
VIIIa Semana Ordinaria B
Textos Bíblicos: L1 Pe 1,10-16; Sal 97

+Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

Reflexiones. –

Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Os aseguro que quien deje.... por mí y por el Evangelio. La respuesta de Jesús a Pedro, al referirse al joven rico, es bien precisa dejar por mí y por el evangelio. Millones de hombres y mujeres a lo largo de más de dos mil años lo han dejado todo y han seguido a Cristo pobre, viviendo pobremente por el evangelio. Éste es el gran testimonio que la Iglesia puede ofrecer a esta sociedad donde lo importante es el tener y no el ser. Ganar, gozar. Los valores evangélicos están basados en el ser no en las cosas. Las cosas son el trampolín: Háganse amigos por medio de las riquezas injustas (Lc 16, 9).

Advierte el apóstol san Pablo a su discípulo Timoteo: Nada trajimos al mundo y nada podemos llevarnos de él. Teniendo con qué alimentarnos y con que cubrirnos, estemos con eso contentos. Los que quieren enriquecerse caen en tentaciones, porque la raíz de todos los males es el amor al dinero; por esta ansia algunos se desviaron de la fe y se ocasionaron mil tormentos. (1 Tm 6, 7-10). Ni este texto ni ningún otro dicen que el dinero sea malo en sí mismo. Pero recomienda san Pablo: Arranquen lo que hay de terreno... el deseo perjudicial y codicia, que es idolatría (Col 3,5).

Lo fundamental es el control. ¿Estarán a nuestro servicio el dinero y los bienes materiales, o seremos nosotros sus esclavos? Yo sé estar en escasez y en abundancia.


ORACIÓN:
Todo lo puedo en aquel que me conforta.




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