Miércoles 08 de Mayo 2024
VIª Semana de Pascua B
Textos Bíblicos: L1 Hch 17,15-22; Sal 148

+Lectura del santo evangelio según san Juan 16,12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.

Reflexiones. –

El espíritu además de defensor se nos presenta como el pedagogo, como el que nos enseñará lo que no comprendemos ahora. La fe es un peregrinar, una progresión, una vida que se va desarrollando, pues en Dios siempre hay algo que descubrir. Dios respeta el ritmo de cada uno en el entendimiento y crecimiento en la fe. Yo mismo tengo que respetar el crecimiento de los demás. Ser cristiano es aprender a vivir y reconocer a Cristo que se va expresando en los acontecimientos de nuestra vida, siempre novedoso.

Así como decimos que la Iglesia hace la Eucaristía. También podemos decir que la Iglesia es la comunidad del Espíritu. En un mundo vacío de espíritu, sobrado de materia y sumido en la increencia necesitamos hoy más que nunca la presencia de este Espíritu. Le fue difícil a san Pablo anunciar a los atenienses a Cristo, el Dios desconocido. Hoy, el Espíritu se comunica a la Iglesia a través de los sacramentos. Ya desde el bautismo, toda nuestra vida está marcada por la fuerza del Espíritu. Ahora es la hora de inaugurar la era de la fe y del amor. Cuando venga el Espíritu de la verdad, os iluminará para que podáis entender la verdad completa. La instrucción se realizará en la intimidad de cada corazón. La acción del Espíritu va unida a la de Cristo y Cristo a la del Padre: Todo lo que tiene el Padre es mío: todo lo que el Espíritu os dé a conocer, lo recibirá de mí.


ORACIÓN:
Inúndame, Señor de tu Espíritu y viviré.




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