Viernes 15 de Noviembre 2024
XXXIIa Semana Ordinaria B
San Alberto Magno, Obispo y Doctor de la Iglesia

+Lectura del santo evangelio según San  Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán. »
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?»
Él contestó:
«Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»

Reflexión:

Comer, beber, comprar, vender, sembrar, construir, nada de eso tendrá ya sentido cuando llegue el momento final de nuestra vida. Tampoco habrá tiempo para ir en busca de un familiar, un amigo, un ser querido o un objeto precioso. La muerte nos separara de todo cuanto existe en nuestra vida temporal. Llegará un día en el que ya nada de este mundo tendrá sentido ni podremos ya tenerlo con nosotros. El filósofo ateo Jean Paul Sartre meditaba esta realidad y concluía que "el hombre es un ser para la muerte" y que "la vida es una nausea".

Los filósofos creyentes de su época afirmaban que el hombre es un ser grandioso, creado por Dios a su imagen y semejanza, poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y dignidad" y que esta vida temporal es un maravilloso regalo de Dios y es la oportunidad que Él nos regala de alcanzar la vida y felicidad verdadera y eterna. La postura de los ateos conduce al existencialismo, al sinsentido o hasta al suicidio. Para que vivir si la muerte lo destruirá todo? En el caso más optimista, conduce a un existencialismo positivo de querer aprovechar al máximo esta vida miserable y pasajera: "Comamos y bebamos, que mañana moriremos". Pero de que habrá servido haber gozado si la muerte nos devuelve a la nada y ya no existiremos ni podremos recordar. Vivir sin fe es como haber nacido en vano. 

ORACIÓN: Que Santa Isabel de Hungría interceda por nosotros.




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